Cómo debe presenciarse una comedia

Juan de Zabaleta

Esta página fue preparada por primera vez en el año 1977 por Vern G. Williamsen para emplearse en un curso sobre la comedia española del siglo de oro. Al pasar los años fue preparada en forma electrónica en 1984.


Ahora bien, quiero enseñar al que oye comedias a oírlas, para que no saque del teatro más culpas de las que llevó. Procure entender muy bien los principios del paso en que la comedia se funda, que con esto empezará desde luego a gustar de la comedia. Vaya mirando si saca con gracia las figuras el poeta y luego si las maneja con hermosura: que esto hecho bien suele causar gran deleite. Repare en si los versos son bien fabricados, limpios y sentenciosos, que si son de esta manera, le harán gusto y doctrina, que muchos, por estar mal atentos pierden la doctrina y el gusto. Note si los lances son nuevos y verosímiles, que si lo son hallará en la novedad mucho agrado y en la verosimilitud le hará grande placer ver la mentira con todo el aire de la verdad. Y si en todas estas cosas no encontrare todo lo que busca, encontrará el deleite de acusarlas, que es gran deleite.

Todos se huelgan cuando uno se les aventaja mucho de verle venir resbalando a quedar entre ellos. Pero advierta dejadeces, que no por eso es mala la comedia. Si en una obra del ingenio fuera igualmente bueno todo, no fuera el todo bueno. Para que en todo en estas materias sea admirable, ha de estar por algunas partes débil. En la música los bajos no tienen el agrado de las voces agudas y sin ellos no tuviera la música tan gustosos los sonidos. En la pintura, las sombras son flojedades, pero sin ellas salieran con poca fuerza los claros de la pintura. Si en las obras del ingenio, por defecto de la humanidad, no se flaqueara en algunas partes, se había de haber hombre para aflojar de intento en ninguna parte de las obras que dan fama, e hízolo aflojar por fuerza de algunas. Retórica es que viene del cielo, desigualarse los ingenios grandes en una grande obra. No se tenga por culpa lo que es celestial magisterio. A vista de lo flaco es lo fuerte más fuerte. Si no hubiera partes llanas en que descansara la atención, le faltara el brío para volver a empeñarse en los discursos altos.

Esto es en cuanto a lo que puede notar en lo escrito de una comedia; vamos ahora en lo que se ha de atender en lo representado. Observe nuestro oyente con grande atención la propiedad de los trajes, que hay representantes que en vestir los papeles son muy primorosos. En las cintas de unos zapatos se suele hallar una naturaleza que admira. Repare si las acciones son las que piden las palabras y le servirán de más palabras las acciones. Mire si los que representan ayudan con los ojos lo que dicen, que si lo hacen le llevarán los ojos. No ponga cuidado en los bailes, que será descuidarse mucho consigo mismo. Haga fuera de esto entretenimiento de ver al vulgo aplaudir disparates y tendrá mucho en qué entretenerse. Gastando de esta manera el tiempo que dura una comedia, no habrá gastado mal aquel tiempo. Siendo esto así me holgaré yo mucho de que hiciera de aquellos ratos empleo apacible y provechoso...

Juan de Zabaleta

El día de fiesta por la tarde, 1660


Texto electrónico por Vern G. Williamsen y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
 

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Association for Hispanic Classical Theater, Inc.


Actualización más reciente: 10 Jun 2002