EL DIVINO JASÓN,
Auto sacramental

Pedro Calderón de la Barca

Texto presentado basado en varias ediciones tempranas de la obra. Fue pasado al HTML para ser presentado en esta colección por Vern Williamsen en 1997.


Personas que hablan en él:
Salen JASÓN divino y ARGOS con muchos ojos sembrados por el vestido
JASÓN: Argos, oye. ARGOS: Soy Amor; vigilante Argos seré, y al mismo cielo daré espanto con mi valor. Fabricaré de mi nombre un peregrino bajel que rompa ese mar, y en él a los mortales asombre. Haré la primera nave; sirena será esta vez; no es medio cuerpo de un pez ni es medio cuerpo de un ave, pero en las ondas y vientos, ya nadando y ya volando será un escollo, triunfando de todos los elementos JASÓN: Levanta máquinas bellas que den, para nombre eterno, con la quilla en el infierno, con la gavia en las estrellas. Nave será de Jasón, que en el piélago profundo, sobre las aguas del mundo, que humanos trabajos son, contrastada se ha de ver, y aunque borrascas padezca, no habrá sirte que escurezca su divino rosicler. Con cien ojos mirar sabe el amor, un Argos es: fabrica esa nave, pues, y da tu nombre a la nave. Vete a fabricar, amigo, que yo en esta amena playa espero gente que vaya a estas empresas conmigo.
Vase ARGOS
Suenen parches y metales en la región de los vientos; los bélicos instrumentos digan hoy a los mortales las altas empresas mías, inciten a la ocasión; truenos mis palabras son, que así las llama Isaías.
Disparan
Hombres amigos de fama y de gloriosos renombres, a ser dioses, no a ser hombres, esa voz que suena os llama. Para una eterna conquista hace un bajel mi Amor mismo, águila que en ese abismo ha de perderse de vista. Contra Marte y contra Palas las velas y jarcias mueve, que, mariposa de nieve, apague al sol con las alas.
Cantan dentro de la nave
CANTAN: "Entre las ondas del mar parecen flores de Samos en sus riberas estamos con ocio a nuestro pesar. Ten sosiego y dulce calma, ¡oh, poderoso elemento!, imagen del pensamiento, que no sosiega en el alma." JASÓN: Dos valientes hombres veo que asombro a los peces dan, y en mi conquista serán un Hércules y un Teseo. Venid; veréis un tesoro que al amor mata de amores; venid; seréis pescadores del gran Vellocino de oro. Venid a mi voz, mortales, si fama eterna queréis. Héroes, venid y seréis argonautas celestiales.
Salen HÉRCULES y TESEO, que son San Pedro y San Andrés, con una aspa y una llave grande Pedro
HÉRCULES: Si significa Jasón "quien da salud eminente," a tu voz vengo obediente, que es lo mismo que "Simón." Ves aquí que ya dejamos, Jasón divino, por ti todas las cosas, y ansí héroes tuyos nos llamamos. Ochenta y cuatro serán los argonautas famosos que te han de seguir dichosos si a empresa difícil van. JASÓN: Doce serán este día mis héroes; uno sois vos; los otros setenta y dos os han de hacer compañía. "Hércules" quiere decir invencible, y si sois peña vuestro nombre mismo enseña que sois Hércules. HÉRCULES: Morir sabré contigo, si importe: piedra soy, y piedra fiel; ¡ea, Jasón!, tu bajel salados piélagos corte. JASÓN: "Varón fortísimo" es en lengua siria, Teseo, y en el idioma hebreo eso mismo suena Andrés. Siendo así, cualquiera nombre destos dos te han convenido, pues varón tan fuerte has sido.
Tiende el bastón y queda en aspa
TESEO: Haré que Pirro se asombre con este bastón cruzado, que son mis armas. Con ellas daré espanto a las estrellas, daré al abismo cuidado.
Enseña la maza con puntas
HÉRCULES Yo con esta clava fuerte, que llave podré llamar, abrir sabré, y aun cerrar ya la vida, y ya la muerte. En las batallas y lides de las sombras del infierno, renombre y blasón eterno tendrá la clava de Alcides. JASÓN: Todo el celeste hemisfero tus honras han de temer, porque teniente has de ser del Atlante verdadero. Y ya que la voluntad seguís del sacro Jasón, decir quiero la intención de mi conquista. Escuchad. En esos mares salados, esos piélagos undosos, ese imperio de cristal, yacen las islas de Colcos. Tiene su rey en la corte unos jardines hermosos, y en la copa de una planta está el Vellocino de oro. Guardando están su riqueza dragones fieros y monstruos porque es mágica Medea, y aunque en el talle y el rostro tiene hermosura gallarda, a encantos se da de modo que su voz ciñe los astros que en ese rápido globo de zafir, o ya son flores, o diamantes luminosos, y los montes más soberbios que parece que en sus hombros sustentan el cielo, tiemblan de los rayos de sus ojos. Esta, pues, hermosa y sabia más que Circe, inspira a un toro de metal mágico aliento, con que da bramidos roncos defendiendo el vellocino, que ha sido el mayor tesoro deste mundo; pero yo, que volver no puedo al proprio reino de mi padre y mío sin conquistar los despojos deste hermoso Vellocino, trofeo maravilloso, porque así me está ordenado, desde agora me dispongo a la fatal aventura de aquellas islas, y como nos impide el mar el paso con sus altos promontorios de cristal, Argos inventa, porque es un hombre ingenioso, una fábrica estupenda que ha de penetrar los golfos de espumas nunca pisadas, sin que las ondas ni escollos impidan su movimiento, y de los airados soplos de los vientos se recele en su curso presuroso. Argos llamaré a esta nave, y, yendo en ella nosotros, seremos los argonautas celebrados y famosos, por sendas que no anduvieron humanas plantas, pues solo es privilegio del pez argentado y escamoso. Esta es la historia y certeza deste caso; mas vosotros podéis atender agora a lo oculto y misterioso y al alma desta figura, que no la penetran todos, porque entre sombras confusas, la verdad, que yo conozco, está escondida, y así el velo a su imagen corro. El Vellocino excelente, que entre los verdes pimpollos de un árbol está guardado, no es aquel que en el Esponto navegó pasando a Frigia, sino el alma por quien lloro es de una oveja perdida de mi rebaño dichoso, vellocino de la oveja que Job lamentó en los coros de versos que a Dios hacía, vellocino blanco y rojo sobre quien cayó mi pluvia, como en su himnos sonoros dijo David, vellocino que Gedeón temeroso exprimió; Raquel hermosa, porque "Raquel" es lo proprio que oveja, y de su hermosura, como Jacob me enamoro. El árbol es el de Adán, porque en sus ásperos troncos encantada está mi oveja, que allí perdió su decoro y belleza, y ya la guardan vicios, infiernos, demonios, que he de vencer por ganarla, para traerla en mis hombros. Medea, que significa "consejera y sabia en todo", la gentilidad ha sido, que al rito supersticioso de la mágica se entrega, y a sus ídolos, que soplo, humo, polvo y nada son, se da el Vellocino de oro desta oveja, y como yo Jasón valiente me nombro, que significa "el que sana", su salud a cargo tomo. Amor, Argos vigilante, que es lo mismo que Custodio, la nave está fabricando, de quien elegidos somos para argonautas, la nave que en los círculos redondos de las ondas, ha de ser, admirando los dos polos, celeste pájaro, y nunca vientos y rayos, aborto de las procelosas nubes, la podrán echar a fondo. ¡Ea, amigos!, naveguemos a ese bárbaro y remoto reino de la gran Medea. Síganme Cástor y Pólux, Juan y Diego, pues el uno será el primero, y el otro el último que ha de dar resplandor majestuoso. Venga el argonauta Orfeo, el Bautista, que a los tronos imita en la voz, parando los tormentos rigurosos. ¡Ea, pues!, valiente Alcides, que después serás piloto de la nave, y tú, Teseo, que con hilo prodigioso penetrarás laberintos: ya la nave tiene absorto al mundo. A embarcar, amigos, sin temer ondas, escollos, Sirtes, Caribdis y muertes, fieras, prodigios y monstruos, persecuciones, tormentas, mares, estrechos y golfos, cosarios, encantos, furias desatadas de los hondos abismos, porque la gloria se promete al animoso. HÉRCULES: ¿Qué elocuencia ha de bastar, gran Jasón, a responderte? Los umbrales de la muerte sabré vencer y pasar. TESEO: Yo, como el primer planeta, giros al orbe daré; con tu luz penetraré los laberintos de Creta.
Sale ARGOS
ARGOS: Ya el bajel eterno y santo la espalda del mar oprime, y el hondo piélago gime con el peso y el espanto. Fabricado está de suerte que le verán firme y quedo los relámpagos del miedo y los truenos de la muerte. JASÓN: Caminos y rumbos largos veloz penetrar deseo; Jasón, Hércules, Teseo, entran ya en la nave de Argos. TESEO: Ya del rico Vellocino pretendo hacer un tusón de quien he de ser patrón. HÉRCULES: A embarcar, Jasón divino. JASÓN: Suenen cajas y clarines, que he de volver sin asombro con el Vellocino al hombro coronado de jazmines.
Tocan cajas y clarines, y vanse, y salen MEDEA y la IDOLATRÍA
IDOLATRÍA: No hay cosa que no posea tu inconstante voluntad, ¡oh, sabia Gentilidad, oh, doctísima Medea! Pues ¿por qué tan triste vienes? ¿Por qué gimes? ¿Por qué lloras? Treinta mil dioses adoras, reinos antárticos tienes, si deste polo te escapas tan oculto, que los hombres ni penetraron sus nombres, ni lo supieron los mapas. Por mí tienes dedicado a cualquiera cosa un dios; amigos somos los dos, mi mágica te he enseñado. Sus caracteres obscuros turbarán el firmamento, y mancharás con tu aliento los aires claros y puros; desasidas, si me nombras, verás las rubias estrellas, de las imágenes bellas bajar en pálidas sombras. Perderá el sol su belleza, volará la firme roca, porque tienes en la boca segunda naturaleza. En ese ameno jardín tienes un rico tesoro, que entre sus guedejas de oro tuvo candor de jazmín. ¿Por qué eclipsas el semblante con tanta melancolía? MEDEA: Poderosa Idolatría, de quien esclava y amante, aunque soy reina, me nombro: los dioses que reverencio se han sepultado en silencio; de sus ídolos me asombro; los oráculos esconden sus voces como difuntas, y a mis curiosas preguntas ni se mueven ni responden. De sus aras han caído estatuas de bronce y oro de muchos dioses que adoro, y así, pienso que he perdido mi fuerza y sabiduría, porque nubes de pesares en las islas destos mares llueven hoy melancolía. IDOLATRÍA: ¿Junto a mi poder violento temes mudables fortunas, si yo sobre las colunas del monte del Testamento puedo hacer que te remontes? Y si las rápidas alas te faltaren, para escalas pondré montes sobre montes. Canta, pues, provoca al sueño, porque a tus párpados eche, entre arroyuelos de leche hoy márgenes de beleño.
Sale el REY, que es el mundo, de galán
REY: ¿Cómo no ves en tus puertos maravillas de otra zona, si no es que como leona duermes, los ojos abiertos? En ese mar cristalino, porque tus glorias resuelva en sus ondas, una selva, un caos de lienzo y pino, una ciudad, un portento, sobre montañas de nieve, como otro cielo se mueve con rápido movimiento. Auras y favonios son los que sus alas animan, para que las ondas giman de verse ya habitación del hombre, que en las espumas, como un águila eminente, en el buche lleva gente y rayos trae en las plumas. Por el oro que en la copa de ese árbol sirve de flor, anhela algún robador como Júpiter de Europa. MEDEA: ¿Cómo a cólera no tocas? ¿Cómo Marte está dormido? Algún monte se ha caído sobre el mar; pinos y rocas un ligero globo enlaza; no vio tal prodigio el orbe. ¿Cómo el agua no los sorbe ni el viento los despedaza? IDOLATRÍA: No vi bajel tan famoso desde el tiempo de Noé, pero aquella sombra fue deste resplandor hermoso. Hostias y Cálices son los gallardetes que alcanza, sus rumbos son Esperanza, la Fe gobierna el timón. Plumas son de los doctores las velas que el aire mueve, rizas como intacta nieve, crespas como blancas flores. Cuando las alas despliega divinos misterios obra. ¿Cómo no tiembla y zozobra, si ondas de sangre navega? Viento la mueve felice: sin duda debe de ser la nave del mercader que en los Proverbios se dice. ¡Ah, nave! Viven los cielos, que con mis tremendos brazos tu quilla he de hacer pedazos entre sepulcros de hielos. Dando horrores, dando grima desatando Austros y Notos, anegaré sus pilotos y pondré el Olimpo encima.
Aparece la nave con chirimías, y en ella JASÓN, HÉRCULES, TESEO y ORFEO, que es el Bautista, como le pintan, con sus pieles
HÉRCULES: Tierra nos muestra un celaje; ¡tierra, tierra!, gran Jasón; las islas bárbaras son. TESEO: Felice ha sido el viaje hasta agora. JASÓN: En la ribera deste piélago profundo, el Rey deste nuevo mundo con sus encantos espera. Cástor, Pólux, Juan y Diego, hijos de trueno os decís, buen Erges sois, si venís para dar bombas de fuego. Haced a la tierra salva, porque mi celo la avisa de que ha llegado la risa en las lágrimas del alba.
Hacen salva dentro
REY: Hombres nacidos del mar, pescadores o marinos monstruos que en varios caminos las ondas sabéis surcar. ¿Dónde vais? ¿Qué es vuestro intento? MEDEA: Si es de vosotros alguno el poderoso Neptuno, majestad dese elemento, si sois acaso tritones que las frentes inmortales ceñís de rubios corales, en las húmedas regiones dese mar ¿qué nos queréis? IDOLATRÍA: Atrevidos navegantes, que en los soberbios gigantes desos escollos vencéis, ¿qué luz, qué norte, qué estrella, sendas y rumbos os dice, pues yo mismo no las hice, con ser la imagen más bella que de sí dejó memoria en los celestes despojos, cuando por cerrar los ojos no vi un átomo de gloria? HÉRCULES: De paz venimos; no asombre el veloz y errante leño: el gran Jasón es su dueño, salud promete su nombre. IDOLATRÍA: Griegos sois, hombres famosos, que es vuestro renombre, en fin, en hebreo Ojebaín, que es lo mismo que engañosos. Tierra no habéis de pisar; no tocaréis las arenas. Sed delfines, sed sirenas; sea vuestro centro el mar. Rey famoso, rey inmenso, turba esos serenos mares, pues que yo te erijo altares, pues yo te derrito incienso. REY: Desatados huracanes la nave han de deshacer en el puerto; mi poder temblaron ya los titanes, cuyos bárbaros excesos una montaña eterniza, que es urna de su ceniza, pirámide de sus huesos.
Vase
JASÓN: No podrán prevalecer los encantos del infierno contra este bajel, que eterno, a tu pesar ha de ser. HÉRCULES: Ya, Jasón soberano, en montañas de espuma miro cano este reino de plata, porque el abismo su furor desata; ya con fuerza más grave soplan los vientos que batió la nave, naufragios nos promete. TESEO: ¡Amaina la mayor, iza el trinquete! HÉRCULES: Al cielo casi sube, estrella es el farol, el bajel nube, ya en las aguas se mete. ¡A la braza! TESEO: ¡A la escota! ORFEO: ¡Al chafaldete! JASÓN: Pequeña fe es la vuestra: en las borrascas el valor se muestra de esta nave sagrada que será perseguida y no anegada. Medea, a tus pesares, este leño, blasón de tantos mares, arribará a tu puerto.
Sale el REY
REY: Aunque soy inmortal, vencido y muerto del Jasón soberano vuelvo a tus ojos: todo encanto es vano. ARGOS: Ya el agua está serena, pedazos de coral sobre el arena da; el céfiro süave con pompa y majestad mueve la nave porque triunfar se vea. JASÓN: Danos puerto de paz, sabia Medea. IDOLATRÍA: Los pensamientos son vanos, de ese bajel; antes que entre tanto cadáver encuentre que encalle en cuerpos humanos. Maximinos y Trajanos y Nerones son, sangrientos, los que han de inventar tormentos, dando las vidas incautas de tus viles argonautas, púrpura a dos elementos. Por cabezas, brazos, piernas, toros de bronce y parrillas, zarparán remos y quillas que en esa nave gobiernas. No pienses que son eternas las hazañas con que pasas ese mar. JASÓN: Dóricas basas de mi edificio supremo son esas furias; no temo cuchillos, cruces ni brasas. Tocad a desembarcar. IDOLATRÍA: Tocad al arma vosotros. JASÓN: ¿Quién será contra nosotros? MEDEA: Esas fieras y ese mar. HÉRCULES: De Jasón han de temblar. REY: Mi poder ha conocido. TESEO: Dos veces serás vencido. IDOLATRÍA: Asombro soy de la tierra.
Suena ruido como de truenos y tempestad con tiros
JASÓN: Toca al arma. HÉRCULES: ¡Guerra! IDOLATRÍA: ¡Guerra! JASÓN: Ya el iris bello ha salido.
Ponen un arco de colores con una Cruz en la proa de la nave, y vanse tocando al arma los del bajel, y los de abajo tocan cajas y clarines y luego chirimías. Quédase la IDOLATRÍA
IDOLATRÍA Pasó la tempestad; ya está serena la esfera de ese mar que daba espanto, ya es timbre, ya es corona de la entena el arco de la paz, el Iris santo. ¿Cómo no turba al sol mi ardiente pena, cuando los cuellos de rubí levanto? ¡Ay, arco celestial, de tus colores tienes cifrados todos mis rigores! El pálido color a mí me alcanza, pues mirando esa imagen desespero; en lo verde consiste la esperanza del linaje que fue polvo primero, en lo rojo se ve la confïanza de la púrpura y sangre del Cordero que a la Pascua de Dios abrió el camino puesto en la mesa del Fasé divino. Si el arco de colores, crespo y rizo, la antigüedad llamó sagrada puente que en la vaga región Júpiter hizo para pasar del Sur al Occidente, como esa Cruz es arco, es pasadizo, por quien llega al Impíreo con la frente, a mi pesar, el corazón humano, una vez casi Dios y otra gusano. Los senos del infierno están temblando del Iris celestial de esa Cruz bella; ya Moloc y Esaú gimen llorando. ¡Que nazca de dos palos una estrella! Pedazos te he de hacer. Mas ¿cómo o cuándo, si átomos inmortales atropella? Tus rayos me deslumbran. Soles fueron; ya las estatuas de Betel cayeron.
Salen por la otra puerta JASÓN y los suyos, y por la otra MEDEA, y quédase la IDOLATRÍA a la puerta
JASÓN: Como en sus playas me vea ella me ha de recibir. MEDEA: Amor le pienso fingir. Hoy sabrán quién es Medea. JASÓN: Salve, reina poderosa. Golfos penetré por ver tan soberana mujer, tan gentil y tan hermosa; como blanca mariposa vengo a amarte, vengo a verte, que eres luz, y luz de suerte que al Fénix del cielo igualas, y, ansí, batiendo las alas, enciendo mi propria muerte. Codicia de tus imperios no me trae en esa nave que, émula inmortal del ave, vuela por dos hemisferios. Por ondas de vituperios llegué a tus rayos sutiles que están produciendo abriles. Tengo esposa, diome enojos, y yo dejaré sus ojos por esos ojos gentiles. Flor serás de maravillas, tu aliento será de aromas, tus ojos serán palomas, y tus hermosas mejillas serán bellas tortolillas. Pondréte dos arracadas y dos murenas doradas, y serán, para ser bellos, tu dientes y tus cabellos, ovejas recién lavadas. MEDEA: Pensaba fingir amores y ya verdaderos son. Tú eres divino Jasón; ya han aparecido flores en mi tierra, y sus olores dan las viñas florecientes; cristal brotaron las fuentes para que beban las almas, y tus cabellos son palmas nacidas a sus corrientes. Sombra es el rico tesoro que ves en aquel manzano, del resplandor soberano de Jasón, a quien adoro. La cabeza tienes de oro, y respirando azucenas, son tus hermosas melenas como palmas relevadas. Las manos son torneadas, y están de jacintos llenas; tuya soy, a ti te quiero; regaladme ya con flores, que estoy muriendo de amores deste Jasón verdadero. Digo que de amores muero; tuyo será el Vellocino que buscas, Jasón divino, y aunque no soy tan hermosa como tu primera esposa, más lo he de ser, imagino. [JASÓN]: Destierra esa Idolatría; de tu reino la has de echar, para que pueda alumbrar sus engaños la luz mía. MEDEA: Poco a poco vendrá el día de mi paz y mi sosiego. IDOLATRÍA: (Amores finge; yo llego, Aparte y si verdaderos son, exhale mi corazón montes de hielo y de fuego.) HÉRCULES: ¿Cómo quieres desposarte, señor, con una gentil, encantadora sutil, vana idólatra de Marte? ¿Tu nave quieres pasar a estos reinos, a estos climas? ¿Tu antigua esposa no estimas, o la quieres repudiar? JASÓN: Yo te quiero responder. Come de aquellos dragones. HÉRCULES: Duro precepto me pones. ¿Cosa inmunda he de comer? JASÓN: No es lo que yo santifico cosa inmunda, cosa fea. Seré esposo de Medea porque el Vellocino rico es timbre de mis coronas, y es de Isaac la bendición. HÉRCULES: Ya digo que no es Jasón aceptador de personas. MEDEA: Sentémonos, mi Jasón, y de las auras gocemos que han hecho de argentería flores y hojas de esos huertos. JASÓN: Sentémonos, que contigo pretendo estar muy de asiento. MEDEA: Un ramillete he de hacerte en mis jardines amenos. TESEO: Uno quiero hacer agora de flores y de misterios, porque lo des a la esposa que tuya ha de ser. JASÓN: Y presto. TESEO: Ahora bien, todos los seis mudar los nombres debemos; Jasón se llame Jesús, o Salvador, que es lo mesmo; Medea se ha de llamar Gentilidad, y tú, Orfeo, Juan te llamarás, que es Gracia, y eres tú la voz del Verbo. La Idolatría se llame Engaño, y Hércules Pedro, y Andrés mi nombre será, aunque me llaman Teseo. Cada cual nombre una flor de color hermoso y bello para hacer el ramillete. MEDEA: Por la esperanza que tengo, y para dar a las flores orla hermosa, elijo trébol: el color verde es el mío. HÉRCULES: Por la fe que tener debo, nombro jacintos azules, flores de color de cielo. ORFEO: Jazmines serán mis flores, porque lo blanco y lo terso, que significa pureza, es el color que profeso. IDOLATRÍA: Mis flores son clavellinas, que son de color sangriento, porque de la sangre humana derramar abismos pienso. JASÓN: Pues violetas son las mías, que el color morado es, cierto, símbolo de amor, y amor mi atributo será eterno. TESEO: Pues en oyendo su nombre cada cual repita luego el que agora impuse, y cuando se nombraren discurriendo las flores, también repitan los colores que eligieron; el que errare ha de pagar. JASÓN: Juan y yo ¿cómo podemos errar? TESEO: No ha de haber errores donde todos son aciertos; empiece mi ramillete repitiéndose primero cómo en esa hermosa nave argonautas verdaderos a estas islas han pasado, y viéndolos en el puerto Medea... MEDEA: Gentilidad. TESEO: ...con furioso y bravo aspecto recibió al grande Jasón... JASÓN: Salvador. TESEO: ...cuyos deseos son del Vellocino de oro, y así con Hércules... HÉRCULES: Pedro. TESEO: Desembarcó en la ribera, y llamando al dulce Orfeo... ORFEO: Juan. TESEO: ...ya, cuya voz sonora, aunque voz dada en desierto, dice que es la idolatría... IDOLATRÍA: Engaño. TESEO: Y es el efecto de la idolatría... IDOLATRÍA: Engaño. TESEO: De modo que conocemos que es la idolatría... IDOLATRÍA: Engaño. MEDEA: Si tú con tus labios mesmos tres veces has confesado que eres engaño, no quiero seguirte más, fiero monstruo. ¡Oh, cómo ya te aborrezco! IDOLATRÍA: Con engaño me han cogido. ¿Estas son veras o juego? TESEO: Digo, pues, que en los jardines que vencen a los Hibleos, la flor jacinto... HÉRCULES: Jacinto. TESEO: ...nos mostró la fe y el celo, y en los hermosos jazmines... ORFEO: Jazmines. TESEO ...los hombres vieron la caridad en que Dios unido se ve con ellos por el trébol. MEDEA: Trébol. TESEO: Muestra la esperanza dulce afecto, y la morada violeta... JASÓN: Violeta. TESEO: ...su amor inmenso. Muestra el clavel encarnado, clavel, clavel... MEDEA: ¿Qué silencio es el tuyo, Idolatría? IDOLATRÍA: No haré cosa de provecho; turbada estoy, cuanto más que un color solo no tengo, pues tantos dioses adoro que aun las flores del Himeto su número no igualaron: ¿cómo he de estar atendiendo a un clavel? TESEO: Paso adelante, que tú pagarás los yerros después; digo que las flores significados diversos tienen de muchas virtudes, con que el regalo prevengo de la esposa en su esperanza,... MEDEA: Verde. TESEO ...que el amor eterno... JASÓN: Morado. TESEO: ...llevó a Jasón... JASÓN: Salvador. TESEO: ... por los inciertos campos del mundo, mostrando su caridad... ORFEO: Blanco. TESEO: ...y puesto entre tormentos y azotes, faltando la voz de Orfeo... ORFEO: Juan. TESEO: ...coronado le vimos de espinas y juncos fieros, no de jacintos... jacintos, flores azules...
Duérmese Pedro, que es HÉRCULES
JASÓN: ¿Durmiendo estás agora? Despierta, Hércules, amigo Pedro.
Despierta turbado
HÉRCULES: Azules. TESEO: Tardaste. HÉRCULES: Erré, porque si en lo azul tenemos cifra de la fe, y la fe me faltó cuando al Maestro le coronaban de espinas, descuido y error confieso. JASÓN: Pues llorar en penitencia. HÉRCULES: Seré Heráclito perfecto. TESEO: Digo que el tálamo hermoso de la esposa, está compuesto de los jazmines... ORFEO: Jazmines. TESEO: ...y del tierno trébol... MEDEA: Trébol. TESEO: ... y de violetas... JASÓN: Violetas. TESEO: ...y asistiendo Hércules... HÉRCULES: Pedro. TESEO: ...Medea... MEDEA: Gentilidad. TESEO: ...será la esposa, y Orfeo... ORFEO: Juan. TESEO: ...será voz de Jasón... JASÓN: Salvador. MEDEA: ¡Qué dulce acento! TESEO: ...porque ansí la Idolatría... IDOLATRÍA: Por ahora está en silencio. TESEO: Y aun vencida y desterrada, porque las mesas se han puesto para celebrar las bodas, donde da el esposo mesmo su cuerpo y sangre en manjar, porque es celestial cordero, y aquí la esperanza... MEDEA: Verde. TESEO: ...la fe descubre, y el celo... HÉRCULES: Azul. TESEO: ...con la caridad... ORFEO: Blanco. TESEO: ...que es blanco perfecto de amor. JASÓN: Morado, morado. MEDEA: Dos veces lo dijo: exceso. JASÓN: Es verdad que exceso ha sido del amor, el dar mi cuerpo en manjar. ¿Tú me acusaste? MEDEA: No, señor, que ya lo creo. TESEO: Finalmente, el ramillete otras virtudes ha hecho teologales: la fe,... HÉRCULES: Azul. TESEO: ...la caridad,... ORFEO: Blanco. TESEO: ...y luego, en el bautismo divino, que es el Jordán verdadero, renace vuestra esperanza..., esperanza... JASÓN: Esposa, presto di verde. MEDEA: Si ese bautismo me hace tuya y no lo tengo, ¿qué mucho que no responda? ¿Qué es la pena que merezco? JASÓN: Yo la pagaré por ti. MEDEA: ¿No ha errado Juan en el juego? JASÓN: No, que está santificado. MEDEA: Pues, dulce esposo, ya es tiempo de ganar el Vellocino; el jardín está en silencio, sueño a esas fieras infunde. JASÓN: Los dragones y tormentos pasaré por tus errores. MEDEA: Ya aqueste monstruo, que feo me parece, ha de salir desterrado de mis reinos. Vete de aquí, pues erraste. IDOLATRÍA: Iréme a infundir veneno a esos dragones y fieras.
Da voces
¡Rey del Aquilón soberbio, rey de Colcos, que te roban los tesoros de tus huertos!
Vase
JASÓN: Medea, yo he de ser contigo Isaac, tu bendición te da Melquisedec. MEDEA: Pobre y humilde soy; seré Lamec si hasta ahora fui rayo, fui Barac. JASÓN: Un gigante en mi amor es un Enac. MEDEA: Y yo te llamaré Imihen Lidec. JASÓN: Bien dices, porque soy Abimelec. MEDEA: Pedazos haré al ídolo Balac. JASÓN: Tiemble Idumea ya, tiemble Moloc. MEDEA: Medea no he de ser, ya soy Naín. JASÓN: Sí, porque justo soy, y soy Sadoc. MEDEA: Dale tu diestra, pues, a Benjamín. JASÓN: A ti se ha dedicado como Enoc. MEDEA: Salve, sagrado Abel. JASÓN: Salve, Efraín.
Sale el REY y la IDOLATRÍA
REY: ¿A mis jardines se atreven esos que argonautas nombras, y que las mortales sombras entre las aguas no beben? Defender pienso la entrada; llega fuerte, Idolatría, sube, compañera mía, al desierto desta grada.
Súbense en unas gradas hacia el árbol
¿Dónde vas, Jasón famoso, con vïaje tan prolijo? Si eres deidad, si eres hijo de Júpiter poderoso, pues quieres mi Vellocino haz que se vuelvan en pan esos peñascos que están impidiéndote el camino, y en ese mar de reflejos esa nave podrá ser la nave del mercader que lleva pan desde lejos. JASÓN: Con la palabra de Dios y no con pan solamente vive el hombre. IDOLATRÍA: Él es valiente; vencidos vamos los dos. REY No a ganar mi Vellocino tu espíritu se remonte; arrójate de ese monte: tus héroes en el camino te recibirán. JASÓN: Al cielo no se ha de tentar. Son vanas tus fuerzas. REY: Esas manzanas de oro, que penden al suelo, y este tesoro de nieve te daré, si nos adoras. JASÓN: Bárbaro, ¿mi ciencia ignoras? Solamente a Dios se debe la adoración, a quien Santo espíritus encendidos llamaron. IDOLATRÍA: Somos vencidos; acudamos al encanto de las muertes y tormentos.
Vanse el REY y la IDOLATRÍA por alto
HÉRCULES: ¡Ea, señor!, que aquí estamos y en la lid te confortamos; estrellas cubren los vientos. JASÓN: Orfeo, pasa adelante; prevénme, Juan, el camino. ORFEO: Lucero del sol divino y estrella he de ser errante; tu precursor he de ser. Sube a ganar el tesoro; con el Vellocino de oro tus héroes han de volver. Monstruos y fieras, ¿qué hacéis? Este sí es Jasón divino;
Señálale
mejor es su vellocino; Cordero es este que veis. Los tuyos siguiendo vamos tus pisadas, Jasón fuerte; no ha de espantarnos la muerte.
Van subiendo donde estará un árbol con manzanas de oro, y en la copa el Vellocino, que es una corderilla blanca, y al pie del árbol un dragón y un toro y otros animales, que bramen y se meneen horribles
JASÓN: Ya en la lid última estamos; los leones y dragones he de hollar, que ansí lo dijo aquel Rey de quien soy hijo. Muertes, tormentos, pasiones, dejad que gane el vellón de la oveja que perdí; con esta espada vencí,
Saca una espada que es una cruz
porque en nombre de Jasón o Jesús, han de temblar, aunque es nombre dulce y tierno, el cielo, el mundo, el infierno, y los cóncavos del mar. Oveja, que eres tesoro del Vellocino dorado,
Alcanza el cordero del árbol y las fieras bramen y menéense
¡oh, cuánto tú me has costado! De placer y gusto lloro; seré esta vez buen pastor: todo en mi nombre se entiende, y en Jasón se comprehende ser médico y salvador. TESEO: Tuyos los trofeos fueron; quede en eterna memoria tan eminente victoria. TODOS: Los argonautas vencieron. TESEO: Y yo en tu nombre, Jasón, con parte del Vellocino que ganó tu ser divino, me pongo aqueste tusón.
Pónesele en el pecho como tusón
Vean pendiente en mi cuello que he sido en esta conquista águila de eterna vista deste Vellocino bello que asombro del mundo es; orden de caballería la ha de hacer la fuerza mía. Teseo soy, soy Andrés.
Toma JASÓN el cordero a TESEO, y pónelo al hombro
MEDEA: Agora sí, salvador, llamar a Jasón podemos. Cantemos tonos, cantemos la gala del vencedor. CANTAN: "Para dalle nueva vida y dar al infierno asombro, lleva Jasón en el hombro el rico vellón de la oveja perdida."
Bajan mientras cantan, y ciérrase la apariencia, y luego suben a la nave cantando, y sale la IDOLATRÍA
IDOLATRÍA: A esa católica nave hablar quiero desde aquí, para que sepan que tengo belleza de querubín. Argonautas naufragantes en ese piélago; oíd que a batalla os desafía el inmortal Baharín. En el estrellado trono donde Dios quiso asistir, hermoso más que los cielos de su palabra nací. Entre nueve jerarquías fui más alto serafín, y ufano con mi hermosura quise con Dios competir. Mas levantóse atrevido Miguel, diciéndome: Quis sicut Deus?; tocó al arma un estupendo clarín: la batalla fue sangrienta. Cielos, si lo fue decid; vuestras colunas temblaron, y el que agora es mi cenit, por la sangre de un Cordero cuya bella imagen vi. Venció la parte contraria y al caer estremecí los abismos y los cielos, donde me llamé Naín. Vengar quise mis afrentas en la mujer, que feliz le coronaban la frente flores de Ebdón y Sanir. Gozaba dichosa paz en un hermoso jardín el hombre, recién formado, gallardo, sabio y gentil, amante de su mujer, cuya blancura el jazmín envidiaba, cuyos labios eran clavel carmesí. Comed, señora, le dije, si inmortal queréis vivir, y veréis cómo en la ciencia con vuestro Autor competís. Esta manzana teñida de la gualda y del carmín, da eterna sabiduría: como Dios seréis ansí. Vencíla, comió, y alegre en un hermoso terliz de rosas y hierbas, puso la fruta que yo le di. Convidó con ella a Adán; era tierno, amaba, en fin. Comió della, conocióse, lloró luego y yo reí. Echólos del Paraíso su Señor, y un querubín con una espada de fuego los dejó por guarda allí, y maldiciéndome, dijo: "Enemistad entre ti y la mujer habrá, y ella te romperá la cerviz." Desesperado y soberbio, desde entonces, ¡ay de mí!, persigo al hombre y compito con el sumo Adonaí. Otra nave solamente, imagen de ese neblí de las aguas, nido fue de aromas y de alhelís, donde fénix renació mundo nuevo, que al abril de su hermosa primavera crecer supo, y producir. Espera, nave enemiga, águila deste país, toro de mejor Europa, ¿eres sirena o delfín? Deja el vellón que me llevas; vuelva, vuelva a su redil la oveja que me arrebatas casi con los lustros mil que encantada la he tenido, y como Clicie seguí la hermosura de sus rayos, del clavel y del jazmín. Ya será todo expirar, ya será todo morir, ya llegó mi mayor pena, ya llegó el rabioso fin, ya feneció mi venganza, ya Jasón triunfó de mí. JASÓN: Porque sepas que la planta donde estaba el Vellocino produce fruto divino, porque es ya una imagen santa, Tártaro fiero, levanta los ojos a ese madero: verás en él un Cordero que su púrpura derrama en Cáliz, dando a quien ama Vellocino verdadero.
Suena música, y córrese una cortina y aparece encima del árbol un cordero corriendo sangre, un Cáliz y una Hostia, y en lugar de manzanas Ángeles y Serafines. Han de haber quitado las fieras
IDOLATRÍA: Árbol que diste la muerte, ¿cómo agora das la vida? ¿Cordero y sangre vertida? Misterio es divino y fuerte. Con cada gota que vierte horror me ponen delante como a soberbio elefante. ¿Por qué ha de alcanzar blasón un cordero de un dragón con escamas de diamante? Gimo, rabio, desespero, entre mortales enojos, y me deslumbra los ojos el candor de ese Cordero; morir y verle no, quiero; muera yo y el hombre viva; el infierno se aperciba, sus siete gargantas abra, porque el Cordero es Palabra que me ciega y me derriba.
Húndese con ruido de cohetes tronadores, y salgan llamas por donde se hundió, con pez
CANTAN: "El hombre, que era mortal, aliento de vida tome, que eterno será, si come ese Cordero legal."
Cúbrese todo, con chirimías, con que se da fin al famoso auto del Divino Jasón

FIN


Texto electrónico por Vern G. Williamsen y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
 

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Association for Hispanic Classical Theater, Inc.


Actualización más reciente: 27 Dec 2002